Los metrodelegados advirtieron que Emova, la compañía encargada de operar el subterráneo porteño, no cumple con las tareas de mantenimiento de coches, vías ni estaciones. “No les importa el usuario”, señalaron desde el gremio.
En la red del subte circulan formaciones con más de 70 años de antigüedad, pese a que su vida útil ronda los 20. A esto se suma la presencia de material cancerígeno en la Línea B, que ya provocó la muerte de cuatro trabajadores, afectó a otros 150 y pone en riesgo a miles de pasajeros diariamente.
Demoras, cortes de energía y deficiencias en la infraestructura de estaciones y vías completan el panorama que denuncia la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro (AGTSyP), en medio de un nuevo incremento del pasaje, que sube un 4,1 % a partir del 1° de noviembre.
“Si se observa el promedio general de los aumentos del transporte público durante el año, el alza alcanza casi el 60 %, mientras que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) apenas ronda el 22 %. Es decir, la tarifa creció más del doble que la inflación. ¿Qué salario en la Argentina acompañó ese incremento? Ninguno”, denunció Claudio Dellecarbonara, integrante del Secretariado Ejecutivo de AGTSyP, en declaraciones a DIARIOCIUDAD.
Según explicó el dirigente, la combinación de subas tarifarias y sueldos congelados provocó una reducción en la cantidad de usuarios que eligen el subte para desplazarse por la Ciudad. Sin embargo, al tratarse de un público cautivo, la empresa concesionaria compensa las pérdidas con nuevas alzas en el boleto, garantizando así la continuidad de sus ganancias.
Una concesión con historia
En diciembre de 2021, la firma Emova Movilidad firmó un convenio con el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires para hacerse cargo de la operación del subte. Pero, según denuncian los trabajadores, el cambio de nombre fue solo formal, ya que detrás continúa el mismo grupo económico: el Grupo Roggio, a través del consorcio Metrovías, que gestiona el servicio desde su privatización en 1994.
En aquel proceso licitatorio, Emova fue la única empresa que presentó oferta.
“Es exactamente el mismo grupo empresario. Solo realizaron un lavado de imagen, pero la compañía es la misma, con los mismos problemas y la misma política de abandono. No les interesa ni el pasajero ni la calidad del servicio. El boleto estaba poco por encima de los $100, y ahora, con el aumento, el sábado llegará a $1.200. Y si no tenés la SUBE registrada, el precio asciende a $1.900”, advirtió Dellecarbonara en diálogo con DIARIOCIUDAD.
El transporte como negocio
La concesión del transporte público en la Argentina ha sido históricamente un negocio rentable para los operadores privados, que muchas veces participan de licitaciones sin competencia real y luego reciben subsidios millonarios para prestar servicios que rara vez cumplen con los estándares esperados.
“Siempre sostuvimos que los servicios de transporte deberían reestatizarse y quedar bajo control de quienes realmente buscan garantizar un servicio público eficiente, seguro y accesible: los propios trabajadores, los usuarios y los vecinos”, concluyó el referente sindical.
