En una ocasión especial marcada por el 107° aniversario del histórico Edificio del Molino, el pasado martes 04 de julio, el emblemático inmueble reabrió sus puertas al público para ofrecer visitas guiadas gratuitas a vecinos y turistas. Este edificio, que fue declarado Monumento Histórico Nacional por el Congreso de la Nación, así como Área de Protección Histórica y Edificio Catalogado de Alto Valor Patrimonial por el Gobierno de la Ciudad, sigue siendo un referente cultural y arquitectónico de la Ciudad de Buenos Aires.
La reapertura fue celebrada con el lanzamiento del programa “Experiencia Molino”, una propuesta que invita a los ciudadanos a realizar un recorrido personalizado por diversas áreas restauradas del edificio, muchas de las cuales han sido cuidadosamente recuperadas gracias a un esfuerzo coordinado de restauración y conservación. Entre los sectores que los visitantes pueden explorar se incluyen la famosa confitería del lugar, el salón de fiestas, la cocina del primer piso, una sala de exposición con piezas históricas encontradas por arqueólogos urbanos, la terraza y los fascinantes espacios del subsuelo.
Las visitas guiadas son completamente gratuitas y se realizan en horarios específicos: los martes y jueves a las 10:00 y 14:00 horas, así como el último sábado de cada mes a las 10:00 y 13:00 horas. Sin embargo, los cupos para el mes de julio ya se encuentran agotados. Para aquellos interesados en realizar el recorrido, es necesario inscribirse previamente a través del sitio web oficial del programa: www.delmolino.gob.ar.
Al finalizar el recorrido, los visitantes podrán disfrutar de un delicioso café en el salón más emblemático del edificio, mientras aprecian los hermosos vitrales restaurados de su techo, las imponentes columnas de mármol, la luminaria original de la época y las características puertas giratorias que han marcado la identidad del lugar. Además, durante el paseo, los asistentes estarán acompañados por un equipo multidisciplinario compuesto por los restauradores, arquitectos e historiadores que participaron en la recuperación del inmueble, quienes compartirán con los visitantes detalles y anécdotas sobre el proceso de restauración.
Un legado de historia y cultura
La Confitería del Molino, cuyo cierre definitivo tuvo lugar el 23 de febrero de 1997, permaneció cerrada durante más de 20 años en un lamentable estado de abandono. Fue recién en 2014 cuando, mediante la Ley N° 27.009 sancionada por el Congreso Nacional, el inmueble fue expropiado y adquirido por el Ministerio del Interior, Obras Públicas y Vivienda de la Nación, que pagó casi 182 millones de pesos por el edificio en 2017. A partir del 2 de julio de 2018, tanto el Gobierno Nacional como el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires iniciaron el proceso de restauración histórica, una obra que continúa hoy en día.
Aunque varias áreas del edificio ya están abiertas al público, aún hay sectores que permanecen cerrados mientras se completan los trabajos de restauración. Sin embargo, se tiene previsto licitar la restauración de la confitería para finales de este año, lo que permitirá abrir una nueva etapa en la historia del edificio.
Este majestuoso edificio no solo es una obra maestra del Art Nouveau en Argentina, sino que también ha sido testigo de los momentos más trascendentales de la vida intelectual, política y social del país. Inaugurado el 9 de julio de 1916, la Confitería del Molino se convirtió rápidamente en un lugar de encuentro para las personalidades más relevantes de la cultura y la política nacional. Entre los muchos ilustres visitantes que pasaron por sus distinguidas mesas se encuentran figuras como Alfredo Palacios, Lisandro de la Torre, Leopoldo Lugones, Carlos Gardel, Oliverio Girondo, Roberto Arlt, Niní Marshall, Libertad Lamarque y Eva Perón, entre otros.
Características del Edificio del Molino
El Edificio del Molino tiene una superficie total edificada de 7.600 metros cuadrados y se distribuye en cinco pisos, con una confitería en su planta baja y tres subsuelos. En el primer piso, se encuentra un amplio salón de fiestas, y en los niveles subterráneos, se hallan las salas de máquinas, depósitos de combustibles y los sectores de repostería y panadería.
Uno de los aspectos más destacados de la construcción del edificio es el uso de materiales importados desde Italia. Puertas, vitrales, mármoles, manijas de bronce, cerámicas y cristalería fueron traídos de ese país para darle al edificio un aire de lujo y sofisticación que perdura hasta el día de hoy. Todo esto contribuyó a que la Confitería del Molino se consolidara como uno de los referentes más destacados de la arquitectura y el diseño en Buenos Aires.
Su nombre hace referencia al primer molino harinero de la Ciudad de Buenos Aires, conocido como el “Molino a Vapor de Lorea”, que se encontraba en la actual Plaza del Congreso, justo enfrente del edificio. Esta referencia al molino no solo subraya el vínculo histórico con el pasado industrial de la ciudad, sino también la importancia de este inmueble como un símbolo de progreso y modernidad en el siglo XX.
La restauración y el futuro del Edificio del Molino
A pesar de que el proceso de restauración aún está en curso, la reapertura del edificio al público es un paso fundamental para recuperar y preservar este ícono del patrimonio porteño. El esfuerzo para devolverle su esplendor original es una muestra de compromiso con la historia y la cultura de la ciudad, y representa una oportunidad única para que los vecinos y turistas puedan conocer más de cerca una de las piezas arquitectónicas más valiosas de Buenos Aires.
La restauración también es una forma de rendir homenaje a las generaciones pasadas que disfrutaron de este lugar y a la enorme cantidad de visitantes que lo consideraron un símbolo de la elegancia y el buen gusto de la ciudad en sus mejores épocas. A través de estos recorridos guiados y otras actividades culturales, el Edificio del Molino no solo se reafirma como un importante patrimonio histórico, sino que se convierte en un centro de actividades culturales y turísticas para la ciudad.
La experiencia de recorrer el Edificio del Molino es más que un simple paseo por un monumento histórico; es una oportunidad para sumergirse en la historia de Argentina, apreciar la riqueza cultural de la ciudad y disfrutar de la magnificencia de un edificio que, tras años de olvido, vuelve a brillar con todo su esplendor. Para aquellos que no pudieron conseguir un cupo en el mes de julio, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires continúa promoviendo nuevas oportunidades para que todos los interesados puedan vivir esta experiencia única.