Un reciente relevamiento en los barrios populares de la Ciudad de Buenos Aires expuso una realidad alarmante: el 90% de los hogares se encuentra en situación de alto riesgo ambiental, además de padecer serias deficiencias en sus condiciones de vivienda.
Riesgo ambiental y vulnerabilidad
Los datos indican que la mayoría de las familias viven en zonas expuestas a inundaciones, contaminación del aire y basurales cercanos, lo que incrementa los problemas de salud y limita la calidad de vida. En muchos casos, los hogares están emplazados junto a ríos entubados, arroyos o espacios con escaso saneamiento.
Déficit en la vivienda
Más allá de lo ambiental, el estudio señala que persisten carencias estructurales graves: techos precarios, paredes sin revocar, conexiones eléctricas inestables y falta de acceso a servicios básicos como agua corriente y cloacas. Estas condiciones afectan especialmente a niños, adultos mayores y personas con enfermedades crónicas.
Testimonios y demandas
Vecinos de villas y asentamientos remarcan que, a pesar de los programas de urbanización en marcha, los avances resultan lentos y desiguales. “Seguimos viviendo con cables colgados, sin desagües y con miedo a que una lluvia fuerte inunde todo”, expresó una vecina de la Villa 21-24.
Respuesta oficial
Desde el Gobierno porteño, aseguran que se están desarrollando planes de integración socio-urbana, con obras de infraestructura, mejoramiento de viviendas y apertura de calles. Sin embargo, organizaciones sociales advierten que la magnitud del problema requiere una intervención más amplia y sostenida en el tiempo.
Una deuda pendiente
La situación en los barrios populares de la Ciudad refleja una deuda histórica en materia de hábitat y urbanización, donde el derecho a una vivienda digna y a un ambiente saludable sigue siendo un desafío urgente.