El próximo 18 de mayo, las y los porteños están convocados a las urnas para renovar la mitad de la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Se elegirán 30 legisladores y legisladoras que ocuparán sus bancas durante los próximos cuatro años, y que tendrán a su cargo la creación, modificación y derogación de las leyes que rigen la vida cotidiana en la capital del país.
Más allá de lo que se elige, la atención también está puesta en el cómo: el jefe de Gobierno Jorge Macri decidió avanzar con el retorno de la boleta única electrónica, pese a las polémicas y cuestionamientos que cosechó este sistema en elecciones anteriores. La implementación tecnológica, los antecedentes empresariales y las tensiones con la Justicia Electoral vuelven a instalar el debate sobre la transparencia, confiabilidad y eficacia del proceso electoral porteño.
Un sistema discutido
La primera señal llegó de la mano de Clara Muzzio, vicejefa de Gobierno, quien anunció en redes sociales que la elección se realizará mediante Boleta Única Electrónica (BUE). Aunque formalmente es el Instituto de Gestión Electoral (IGE) quien debe definir los mecanismos de votación, en los hechos es el Poder Ejecutivo porteño quien toma la decisión final.
El sistema está previsto en el Código Electoral de la Ciudad, que contempla como instrumento principal a la boleta única, con posibilidad de incorporar tecnologías. Esto significa que la totalidad de las listas y candidaturas deben estar visibles en una única papeleta o, si se incorpora tecnología, en una pantalla táctil. El elector elige directamente a través de un dispositivo, imprime su voto y lo deposita en la urna.
En la última reforma electoral, cuando se decidió eliminar las PASO locales, la legisladora Graciela Ocaña propuso que se introdujera un artículo para garantizar que las elecciones se hicieran con boleta única de papel, como se usará por primera vez a nivel nacional este año. Sin embargo, el legislador Darío Nieto (PRO) rechazó la propuesta. La decisión de usar tecnología ya estaba tomada.
El regreso de MSA
En ese contexto, el IGE avanzó en las audiencias con apoderados partidarios para evaluar propuestas tecnológicas. Se presentaron tres empresas: Indra, que ofreció servicios de transmisión de datos; Smartmatic, que propuso transmisión de resultados y biometría; y Magic Software Argentina (MSA), que fue la única en presentar un sistema completo de voto electrónico.
MSA no es ajena al proceso electoral porteño: fue la empresa encargada de la implementación del voto electrónico en 2015, cuando Horacio Rodríguez Larreta fue elegido jefe de Gobierno. También participó en las primarias concurrentes de 2023, que terminaron en un escándalo judicial por fallas masivas en las máquinas, extensas demoras y denuncias de irregularidades.
En aquella elección, la estrategia de Larreta fue habilitar una competencia interna entre Jorge Macri y Martín Lousteau sin involucrar directamente a las boletas nacionales. Se recurrió a la boleta electrónica para desdoblar virtualmente los tramos local y nacional. El resultado fue desastroso: las terminales de votación presentaron múltiples fallas, generando largas colas e impidiendo que miles de ciudadanos pudieran votar en tiempo y forma. La imagen de Patricia Bullrich esperando en vano frente a una máquina colapsada se viralizó, dejando en evidencia las fallas del sistema.
A raíz del caos, la jueza federal María Servini ordenó extender el horario de votación una hora y media y en su informe final denunció que al menos 250 de las 7300 máquinas no funcionaron correctamente. En las generales se volvió a la boleta papel. Las tensiones entre el macrismo y Servini siguen latentes desde entonces.
El pasado y presente de MSA
Magic Software Argentina (MSA) es una empresa de capitales nacionales vinculada históricamente al PRO. Fue la encargada del debut del voto electrónico en la Ciudad en 2015 y también prestó servicios en otras provincias como Salta, Tucumán, Córdoba, Chaco y Santa Fe.
Durante la gestión de Hernán Lombardi en el Ministerio de Cultura porteño, MSA fue contratada para la gestión de entradas del Complejo Teatral Buenos Aires. Años antes, el entonces ministro de Desarrollo Económico, Francisco Cabrera, le otorgó exenciones fiscales por instalarse en el Distrito Tecnológico de Parque Patricios. En 2023, ganó la licitación por 29 millones de dólares para implementar el sistema concurrente en la ciudad, el mismo monto que recibió Indra a nivel nacional.
Pese a su cuestionada performance técnica, MSA vuelve a estar en carrera para manejar la tecnología electoral porteña. El gobierno porteño sostiene que las mejoras introducidas en el sistema desde 2023 garantizan mayor estabilidad y confiabilidad, aunque aún no se ha hecho público ningún informe independiente que respalde esa afirmación.
Cronograma electoral: fechas clave
El proceso electoral porteño ya está en marcha. Mediante la Acordada Electoral Nº 3/2025, dictada por el Tribunal Electoral de la Ciudad, se establecieron las fechas clave del calendario:
- 19 de marzo: vence el plazo de inscripción de alianzas. Es el inicio formal de la campaña electoral.
- 29 de marzo: vence el plazo para presentar listas de candidatos y para aprobar, “en su caso, las tecnologías a incorporarse”, según establece la normativa. Hasta entonces, Jorge Macri tiene tiempo para confirmar el uso de la BUE.
- 18 de abril: publicación oficial de padrones.
- 11 de mayo: finaliza el período de debate público obligatorio entre candidatos a diputados locales.
- 16 de mayo: cierra la campaña. Rige la veda electoral.
El domingo 18 de mayo, entonces, se abrirán las urnas. Y si todo transcurre sin sobresaltos técnicos, se conocerá el nuevo mapa político de la Ciudad.
¿Cambio de ciclo?
Además del debate sobre el sistema electoral, hay una pregunta de fondo que atraviesa todo el proceso: ¿se termina la hegemonía del PRO en la Ciudad de Buenos Aires? Desde 2007, el partido fundado por Mauricio Macri gobierna sin interrupciones el distrito más importante del país. A lo largo de los años logró consolidar una estructura política y mediática capaz de resistir cambios nacionales y reveses internos. Sin embargo, la gestión de Jorge Macri no ha estado exenta de tensiones internas, críticas vecinales y un contexto económico que erosiona incluso los bastiones tradicionales del oficialismo.
La elección del 18 de mayo no definirá al próximo jefe de Gobierno, pero sí será una radiografía política del clima ciudadano. La composición de la Legislatura porteña puede cambiar significativamente si el PRO pierde bancas claves. Esto podría debilitar la capacidad del oficialismo para aprobar leyes sin negociar con otros bloques, una herramienta central para gobernar en la Ciudad.
En ese contexto, también se pondrán a prueba las fuerzas de la oposición. El peronismo local, el Frente de Izquierda, los espacios progresistas y los sectores libertarios buscan consolidar su presencia parlamentaria y captar el voto de quienes están desencantados con el macrismo porteño. La elección puede servir como antesala para nuevos liderazgos y una recomposición del mapa político de cara a 2027.
El 18 de mayo, las y los porteños no solo votarán legisladores. También votarán por un modelo de gestión, una forma de elegir y una visión sobre la ciudad. Si el voto electrónico funciona correctamente, será una oportunidad para modernizar la democracia. Si vuelve a fallar, será otra mancha para un sistema electoral que aún no logra convencer a todos. Lo que está en juego no es solo una elección, sino la credibilidad del sistema democrático en uno de los distritos más influyentes del país.