En un nuevo operativo coordinado para combatir el comercio ilegal en la Ciudad de Buenos Aires, la Policía de la Ciudad, junto a distintos organismos gubernamentales, clausuró diez locales comerciales y una fábrica clandestina en el barrio de Balvanera, incautando mercadería apócrifa valuada en más de 250 millones de pesos. La acción se inscribe en una serie de medidas adoptadas por el Gobierno porteño para fortalecer el control del espacio público, la protección del comercio formal y la lucha contra las redes de contrabando urbano.
El procedimiento fue ejecutado por la División de Investigaciones Especiales (DIE) de la fuerza porteña, bajo el mando del Comisario Matías García, con el apoyo del Cuerpo de Investigaciones Judiciales (CIJ) y la Agencia Gubernamental de Control (AGC). La intervención se realizó por orden de la Fiscalía Penal, Contravencional y de Faltas N° 35, a cargo de la Dra. Celsa Victoria Ramírez.
El operativo se llevó a cabo la semana pasada en una galería comercial ubicada en la calle Perón al 2500, en una zona del barrio caracterizada por su intensa actividad comercial formal e informal. Ocho locales dentro de la galería y dos negocios aledaños fueron inspeccionados, clausurados y tapiados, al detectarse serias irregularidades en su funcionamiento y la presencia de grandes cantidades de productos ilegales.
Fábrica clandestina de camisetas apócrifas
Uno de los hallazgos más relevantes fue el descubrimiento de una fábrica clandestina instalada en el entrepiso de la galería, dedicada a la producción y comercialización de camisetas truchas del Inter de Miami, el popular club estadounidense que ganó visibilidad internacional desde la incorporación de Lionel Messi.
Las prendas falsificadas estaban listas para ser distribuidas y vendidas tanto en la galería como en ferias informales y puestos de manteros en distintas zonas de la Ciudad. La falsificación de indumentaria deportiva representa una de las principales fuentes de financiamiento para las redes de contrabando que operan en el microcentro y zonas comerciales de alto tránsito peatonal como Once, Constitución y Liniers.
Casi 25 mil artículos secuestrados
El operativo derivó en el secuestro de 24.773 productos ilegales, entre los que se incluían:
- Indumentaria deportiva falsificada.
- Termos, cremas y cosméticos sin control de calidad.
- Anteojos, relojes y pilas fuera de normativa.
- Veneno para cucarachas de procedencia desconocida.
- Conservadoras de telgopor, changos, lonas y banquetas utilizadas por manteros.
La mayoría de estos productos no contaban con certificaciones sanitarias ni documentación que acredite su origen. Algunos incluso representaban riesgos potenciales para la salud de los consumidores, como en el caso de las cremas y sustancias sin registro oficial o vencidas.
Clausuras, tapiados y soldaduras
Dadas las graves deficiencias en seguridad e higiene, la ausencia de documentación habilitante y el uso del espacio con fines ilícitos, se procedió a tapiar los accesos de los locales sobre la calle y soldar las persianas de los comercios dentro de la galería, a fin de impedir su reapertura o continuidad operativa bajo otros nombres.
Las inspecciones también evidenciaron instalaciones eléctricas precarias, falta de salidas de emergencia, riesgo estructural y conexiones clandestinas, que no sólo ponían en peligro a los trabajadores y consumidores, sino también a los vecinos del inmueble.
Un operativo respaldado por el comercio formal
Desde la Federación de Comercio e Industria de la Ciudad de Buenos Aires (FECOBA), se destacó el resultado del operativo. A través de su Mesa de Seguridad, coordinada por Gustavo Grillo y Emiliano Iglesias, y bajo la presidencia de Fabián Xavier Castillo, la entidad valoró “el compromiso de las fuerzas de seguridad, la fiscalía interviniente y las agencias estatales en defensa de la legalidad comercial y el orden urbano”.
FECOBA, que desde hace años denuncia las consecuencias del comercio informal y el contrabando, sostuvo que el procedimiento “protege a miles de pequeños comerciantes que trabajan en regla, pagan impuestos y se ven perjudicados por el avance de redes ilegales que venden productos sin controles, sin garantías y muchas veces de forma agresiva en el espacio público”.
Del contrabando a la inseguridad: redes que se multiplican
La presencia de talleres clandestinos y locales truchos no solo afecta al comercio legal, sino que también alimenta circuitos de explotación laboral, evasión fiscal, lavado de dinero y actividades que van desde el tráfico de marcas hasta el financiamiento de organizaciones más complejas.
Balvanera, como parte de la Comuna 3, ha sido históricamente una zona crítica en materia de ocupación del espacio público, venta ambulante no registrada y talleres textiles clandestinos. La problemática se incrementó en los últimos años, con un mercado paralelo en constante crecimiento que ha sabido aprovechar grietas en los sistemas de control.
Enfoque integral: el Estado, las fuerzas y la justicia
Según fuentes del Ministerio de Justicia y Seguridad porteño, este operativo forma parte de un plan estratégico que busca actuar coordinadamente entre organismos estatales, fuerzas policiales, fiscalías y cámaras del sector comercial para debilitar las bases operativas de la economía ilegal en la Ciudad.
“El combate al comercio ilícito no puede darse sólo en la calle. Hay que identificar galpones, depósitos, fábricas ocultas y estructuras que, detrás de una persiana baja, mueven millones sin declarar. Esa es la lógica de estos operativos”, explicó una fuente del área de control urbano.
La Dra. Celsa Ramírez, fiscal a cargo de la causa, es una de las funcionarias judiciales que más ha intervenido en este tipo de investigaciones. Su fiscalía (PCyF Nº35) ha encabezado numerosos procedimientos en zonas como Once, Constitución, Liniers y microcentro. Su experiencia permite articular eficientemente con cuerpos especializados como la DIE y el CIJ, aportando una mirada integral en la persecución del delito económico en contextos urbanos.
Balance y continuidad
El golpe económico al contrabando representa un avance significativo. Sin embargo, desde FECOBA y otras entidades advierten que estas acciones deben tener continuidad y permanencia. “Los operativos son valiosos, pero si no hay seguimiento, las redes se reconfiguran rápidamente. La reincidencia en el comercio ilegal es altísima si no hay sanciones ejemplares”, remarcaron.
Además, reclamaron que se avance en reformas legislativas y judiciales que agilicen el decomiso definitivo de mercadería ilegal, sancionen a quienes financian y organizan estos circuitos y permitan recuperar espacios públicos ocupados de forma indebida.
Una Ciudad en disputa
La Ciudad de Buenos Aires sigue siendo un territorio disputado entre el comercio legal, las redes ilegales de venta y la necesidad de proteger el orden público sin criminalizar la pobreza. Los procedimientos como el realizado en Balvanera exponen que, detrás de los manteros o de un local sin papeles, hay estructuras organizadas y rentables que operan como verdaderas empresas paralelas.
La clausura de locales y el decomiso de mercancía son solo una parte del desafío. El verdadero reto está en recomponer un ecosistema urbano donde las reglas sean iguales para todos, se respeten los derechos de consumidores y trabajadores, y la actividad económica formal tenga espacio para desarrollarse sin amenazas ni competencia desleal.