Ante el avance del invierno y la llegada de temperaturas cada vez más frías, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a través de la Unidad de Coordinación de Sanidad y Tenencia Responsable de Mascotas, ha elaborado una serie de consejos fundamentales destinados a garantizar la salud y el confort de los animales de compañía en este período del año. Estas sugerencias no solo se enfocan en brindar abrigo, sino también en otros aspectos cruciales como la alimentación, la hidratación y la contención emocional.
Durante los meses más fríos, los perros y gatos —en especial aquellos que presentan ciertas condiciones particulares— requieren cuidados especiales. Se considera que los animales de pelaje corto, los de menor tamaño, los cachorros, los que ya alcanzaron una edad avanzada y aquellos que padecen enfermedades crónicas son especialmente susceptibles a sufrir consecuencias negativas por la exposición al frío. Por ello, resulta prioritario implementar medidas preventivas para preservar su bienestar general.
Alimentación adaptada: una necesidad invernal
Uno de los primeros aspectos a considerar es el tipo de alimentación que reciben las mascotas. Durante el invierno, muchas veces sus requerimientos calóricos se incrementan debido a que su organismo necesita más energía para mantener una temperatura corporal adecuada. Por lo tanto, es aconsejable ajustar la dieta según las necesidades individuales del animal, considerando su edad, su nivel de actividad física y su estado de salud general. Una nutrición balanceada y completa no solo contribuye a fortalecer su sistema inmunológico, sino que también ayuda a mejorar su capacidad de termorregulación.
Algunos veterinarios incluso recomiendan, en ciertos casos, aumentar ligeramente la ración diaria de alimento, siempre bajo supervisión profesional, sobre todo si el animal pasa tiempo al aire libre o realiza ejercicio con frecuencia. No obstante, es importante evitar el sobrepeso, ya que el exceso de peso puede traer consigo complicaciones cardiovasculares, articulares y metabólicas.
Hidratación: clave en todo momento del año
Aunque suele asociarse la necesidad de hidratarse con las altas temperaturas del verano, en invierno la hidratación sigue siendo igual de importante. El aire seco provocado por sistemas de calefacción puede favorecer la deshidratación, por lo que se debe procurar que el animal siempre disponga de un recipiente con agua limpia, fresca y en condiciones óptimas. Es importante revisar a diario que el agua no se haya entibiado en exceso o, por el contrario, que no esté demasiado fría, lo cual podría disuadir al animal de beber la cantidad adecuada.
Un refugio cómodo y cálido dentro del hogar
Asimismo, se recomienda que las mascotas tengan un lugar resguardado dentro de la vivienda, lejos de corrientes de aire, suelos fríos o ambientes húmedos. Este espacio debe ser limpio, seco, y contar con mantas o colchones térmicos que ayuden a conservar el calor corporal. En ningún caso deben dormir al aire libre o en espacios mal aislados, como balcones, patios sin cerramiento o garajes abiertos.
En días de lluvia o heladas, es imprescindible que los animales no permanezcan expuestos a la intemperie, ya que esto podría ocasionarles enfermedades respiratorias, articulares o incluso hipotermia.
Actividad física y paseos con precaución
En cuanto a los perros, si bien el clima puede desalentar la salida al exterior, los paseos no deben suspenderse completamente. El ejercicio físico diario es indispensable para mantener una buena salud física y emocional en los canes. Por esta razón, se sugiere adaptar la duración y el horario de los paseos a los momentos del día con temperaturas más templadas, como el mediodía o primeras horas de la tarde.
Para evitar que el frío afecte negativamente, es recomendable utilizar prendas de abrigo —como suéteres, camperas o pilotos impermeables— especialmente en razas pequeñas, de pelo corto o escasa grasa corporal. Una vez dentro del hogar, estos accesorios deben retirarse para permitir la adecuada ventilación del pelaje y prevenir la aparición de irritaciones cutáneas, dermatitis o mal olor por acumulación de humedad.
Los gatos y sus hábitos invernales
Por otro lado, los gatos suelen cambiar su comportamiento en invierno, buscando refugio en zonas cálidas y elevadas del hogar, como estanterías, radiadores, respaldos de sillones o incluso sobre electrodomésticos como la heladera. Este instinto de búsqueda de calor debe ser respetado, pero también monitoreado, ya que la cercanía a estufas, hornallas o calefactores eléctricos puede ser peligrosa.
Es importante proporcionar a los gatos espacios seguros donde puedan sentirse abrigados, como cuevas, cajas con mantas, o incluso camas térmicas. Además, mantenerlos activos dentro de casa mediante juegos, rascadores o túneles es ideal para estimularlos tanto física como mentalmente, evitando el sedentarismo y el estrés que podría intensificarse durante el encierro.
Atención veterinaria: pilar esencial del cuidado responsable
A lo largo del invierno —y en cualquier época del año— resulta imprescindible cumplir con los controles veterinarios periódicos. Estos chequeos permiten detectar a tiempo posibles afecciones relacionadas con el frío, como problemas articulares (muy frecuentes en animales mayores), enfermedades respiratorias, infecciones dérmicas o deficiencias nutricionales.
Además, el veterinario se encargará de mantener actualizado el esquema de vacunación y desparasitación del animal, fortaleciendo así sus defensas naturales frente a diversos patógenos. Ante cualquier signo inusual, como estornudos frecuentes, temblores persistentes, apatía o pérdida de apetito, se debe consultar de inmediato con un profesional.
La tenencia responsable también es estacional
El compromiso con el bienestar animal debe estar presente durante todo el año, pero cada estación presenta desafíos específicos. El invierno exige una mayor atención a los detalles que puedan parecer menores pero que, en conjunto, hacen la diferencia entre una mascota sana y una que sufre innecesariamente las inclemencias del clima.
Abrigar, alimentar correctamente, brindar contención emocional y asegurar un entorno seguro y cálido son actos de amor que también forman parte de la tenencia responsable. Educarse, consultar con especialistas y estar atentos a los cambios en el comportamiento del animal son acciones que demuestran un vínculo consciente y respetuoso.