Un estudio científico advierte que el mosquito Aedes aegypti, transmisor del dengue, está comenzando a adaptarse a las temperaturas más bajas, lo que pone en duda la idea de que el invierno traerá alivio frente a esta enfermedad. Este fenómeno, impulsado por el cambio climático y la capacidad de resiliencia del insecto, mantiene en alerta a los expertos.

Durante este año, el dengue se consolidó como la principal emergencia sanitaria en Argentina, registrando un número inédito de contagios. Aunque tradicionalmente se trata de una enfermedad asociada a los meses cálidos, recientes investigaciones indican que el mosquito vector podría seguir activo incluso en otoño e invierno, lo cual representa un nuevo desafío para las políticas de prevención y control.

Un mosquito que se fortalece

La advertencia fue emitida por el Grupo de Investigación de Mosquitos (GIM), perteneciente al Instituto de Ecología, Genética y Evolución (IEGEBA) de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (UBA), en colaboración con el CONICET. Según sus hallazgos, si bien las bajas temperaturas limitan la creación de nuevos criaderos, no eliminan por completo la presencia del mosquito.

La clave está en la versatilidad biológica del Aedes aegypti, que ha demostrado una creciente tolerancia al frío. Un artículo recientemente publicado en la revista de la Sociedad Americana de Entomología destaca que los ejemplares del área metropolitana de Buenos Aires muestran mayor resistencia térmica respecto de los encontrados en otras regiones. Este dato sugiere que el mosquito ha evolucionado para sobrevivir en condiciones más adversas, lo que modifica por completo las estrategias sanitarias estacionales.

Monitoreo y advertencia del Gobierno porteño

Ante esta situación, autoridades de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires mantienen un monitoreo constante de la actividad del vector. Según explicó el jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, “realizamos un seguimiento sistemático durante todo el año. Medimos la presencia de huevos, larvas y mosquitos adultos en distintos puntos de la ciudad, a través de sensores instalados en las 15 comunas”.

Además, el mandatario convocó al Gobierno Nacional a trabajar de forma conjunta, compartiendo datos y planificando estrategias de prevención para la próxima temporada estival. “La idea es estar mejor preparados que el verano pasado”, afirmó.

Aumento alarmante de casos en la región

La problemática no es exclusiva de Argentina. En una reciente conferencia en Río de Janeiro, organizada por la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz), expertos de distintos países analizaron el impacto del cambio climático y el fenómeno de El Niño en la propagación del dengue en América Latina.

Allí, Carlos Melo, especialista en arbovirus de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), advirtió que durante las primeras 15 semanas del año se registró un incremento del 237% en los casos de dengue en la región, en comparación con el mismo período de 2023.

Según los datos oficiales, Brasil concentra más del 67% de los casos, con más de 3,1 millones de personas infectadas en lo que va de 2024. En el ranking regional, lo siguen Paraguay, Argentina y Perú, aunque ninguno de estos países supera los 200 mil casos.

Falta de previsión en Argentina

En el caso argentino, el brote expuso graves deficiencias en la respuesta oficial durante el verano. La negativa del Gobierno Nacional a adquirir vacunas, bajo el argumento de que se trataba de una enfermedad estacional, fue duramente criticada por profesionales de la salud y organizaciones científicas.

Además, la escasez de repelentes y la falta de campañas preventivas generaron malestar entre la población. Incluso, el ministro de Salud porteño, Fernán Quirós, llegó a difundir instrucciones para fabricar repelentes caseros, lo que fue interpretado por muchos como una señal de improvisación frente a la crisis.

En tanto, el presidente Javier Milei afirmó —sin respaldo científico— que la vacuna contra el dengue no estaba aprobada, mientras que su vocero, Manuel Adorni, sostuvo que “si se aplica ahora, su efecto sería visible recién en invierno, cuando los contagios ya no ocurren”. Esta afirmación fue refutada por el último estudio del GIM, que confirma la posibilidad de circulación viral durante todo el año debido a la adaptación térmica del mosquito.

Convivir con el dengue: un nuevo escenario

A la luz de estas evidencias, los especialistas coinciden en que el enfoque preventivo debe actualizarse. El Aedes aegypti ya no responde a los ciclos tradicionales del clima, lo que obliga a redoblar esfuerzos durante todas las estaciones. La convivencia con el virus podría volverse una realidad, como ya sucede en otros países tropicales.

El desafío será encontrar un equilibrio entre prevención, educación sanitaria y acceso a herramientas como la vacunación, para mitigar los efectos de esta enfermedad que, lejos de ser solo una amenaza de verano, parece haberse instalado como un problema sanitario de todo el año.

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