Según proyecciones elaboradas por el Ministerio de Capital Humano, el “Programa Nacional de Primera Infancia” —también conocido como “Programa de los Mil Días”— experimentará un incremento del 500%. Esta expansión permitirá alcanzar a cerca de 70.000 mujeres embarazadas y más de 600.000 niñas y niños de hasta tres años de edad. En total, se prevé que el número de beneficiarios supere las 668.000 personas. A continuación, se detallan los fundamentos del programa, sus pilares estructurales y los mecanismos de financiamiento que permitirán su puesta en marcha.

El programa es impulsado por el Ministerio de Capital Humano, bajo la conducción de Sandra Pettovello, y cuenta con el respaldo técnico y financiero de organismos multilaterales como el Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Según se pudo confirmar desde fuentes oficiales este miércoles, la asignación por beneficiario se elevará significativamente: pasará de los actuales $3.303 a $19.818, quintuplicando su monto.

Esta medida se encuentra alineada con el paquete de reformas que el Poder Ejecutivo presentó ante la Cámara de Diputados de la Nación, en el contexto de la denominada “Ley Ómnibus”. Dentro de ese compendio normativo, una sección propone reformular la Ley 27.611, que establece la protección integral de la salud de las personas gestantes y de los menores durante sus primeros tres años de vida. Dicha normativa, ampliamente conocida como la “Ley de los Mil Días”, busca garantizar el acceso a derechos esenciales desde el embarazo y la primera infancia.

Durante el acto inaugural de las sesiones ordinarias del Congreso, el presidente Javier Milei hizo hincapié en la importancia de la nutrición y el cuidado integral durante los primeros años de desarrollo: “Los niños requieren una alimentación adecuada y un entorno saludable para que su desarrollo cognitivo sea óptimo. De no ser así, sus posibilidades de éxito en el ámbito escolar, laboral y social se ven seriamente comprometidas. Esta situación ya es una realidad en muchas regiones del país, producto de crisis económicas reiteradas que vienen afectando a varias generaciones”, expresó el mandatario.

En ese sentido, el secretario de Niñez, Adolescencia y Familia, Pablo de la Torre, explicó que el fortalecimiento del Programa de Primera Infancia tiene como meta principal brindar acompañamiento integral a madres vulnerables y a niños y niñas desde la gestación hasta los tres años. El objetivo es reducir significativamente los indicadores de morbilidad y mortalidad materno-infantil, mejorar el acceso a controles de salud y asegurar una alimentación adecuada, al mismo tiempo que se promueve el desarrollo emocional, físico e intelectual en los primeros años de vida.

Uno de los ejes centrales del nuevo esquema es el fortalecimiento de la protección de los derechos en salud, nutrición, vínculo afectivo y desarrollo integral de madres y niños pequeños. Este enfoque se encuentra en consonancia con las obligaciones del Estado en materia de salud pública y derechos humanos, reconocidas tanto en la legislación nacional como en tratados internacionales.

Entre las metas trazadas, se encuentran la disminución de los índices de fallecimientos evitables, la erradicación de la desnutrición infantil, la promoción del apego temprano, el estímulo cognitivo desde edades muy tempranas y la prevención de situaciones de violencia intrafamiliar o abandono.

El plan se articula a partir de tres grandes componentes, detallados por De la Torre en diálogo con este medio:

Centros de Desarrollo Infanto-Familiares (CDIF):
Estos espacios, también denominados “Lugares de Primera Infancia y Familia”, están diseñados para brindar atención personalizada y contención a los niños más vulnerables. Allí se ofrecerán servicios de alimentación, estimulación temprana, recreación, acompañamiento psicológico y actividades para fortalecer los vínculos familiares. Además, se prevé capacitar a los equipos profesionales para mejorar la calidad de las intervenciones.

Búsqueda activa de mujeres gestantes y seguimiento integral:
Este componente consiste en identificar tempranamente a las personas embarazadas para acompañarlas desde las primeras semanas de gestación. Para ello, se desplegarán operativos de salud en todo el país, mediante el uso de trenes sanitarios, campañas barriales y articulación con centros de atención primaria. “Durante los primeros mil días de vida se desarrolla el 90% del cerebro humano. Por eso, es crucial que la madre reciba controles adecuados, tenga acceso a una alimentación balanceada y cuente con tratamientos médicos si fuera necesario”, explicó el secretario. En esa línea, destacó que el desarrollo neuronal en esta etapa es de aproximadamente 250.000 nuevas conexiones por minuto, lo que resalta la importancia de una atención oportuna y de calidad.

Acompañamiento familiar hasta la escolarización inicial:
El tercer eje del programa apunta a garantizar que cada niño o niña llegue a la sala de cuatro años en condiciones óptimas, tanto desde el punto de vista físico como emocional e intelectual. Esto implica promover un entorno familiar favorable, donde se estimule el lenguaje, la comprensión y la expresión de emociones. “La meta es que cada chico de tres años pueda comprender y comunicar ideas de acuerdo con su edad, favoreciendo su integración en el sistema educativo”, indicó De la Torre.

Además del financiamiento estatal, el programa contempla un esquema mixto de inversión que incluye fondos internacionales, donaciones específicas y el redireccionamiento de partidas presupuestarias existentes. El Banco Mundial y el BID ya han manifestado su compromiso para apoyar técnica y financieramente este ambicioso proyecto, que busca generar un impacto estructural a mediano y largo plazo.

El relanzamiento del Programa Nacional de Primera Infancia se presenta como una política pública prioritaria dentro del nuevo esquema social promovido por la administración de Javier Milei. A pesar de los recortes generales en otras áreas del Estado, este plan se convierte en una de las apuestas más firmes en el plano de la salud, la nutrición y el desarrollo humano temprano.

Expertos en salud materno-infantil, así como organizaciones sociales dedicadas a la niñez, han valorado positivamente el fortalecimiento del programa. No obstante, remarcan que su implementación deberá ser acompañada por una logística eficiente, una distribución equitativa en todo el país —especialmente en las zonas más postergadas— y un seguimiento riguroso de los resultados.

En definitiva, el incremento del 500% en la asignación y cobertura del Programa de los Mil Días representa un cambio significativo en la política de cuidado y promoción de derechos en la primera infancia. Si se logra ejecutar de forma sostenida y con los recursos adecuados, podría marcar un antes y un después en la vida de cientos de miles de niños y sus familias en todo el territorio argentino.

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