Ayer, 1° de febrero de 2024, el barrio de Coghlan festejó con orgullo su 133º aniversario. Esta fecha no solo rememora el origen de un rincón pintoresco del norte porteño, sino que también rinde homenaje a una comunidad que, a lo largo del tiempo, ha sabido mantener viva su identidad entre calles tranquilas, casas bajas y una historia profundamente ligada al desarrollo ferroviario de la ciudad de Buenos Aires.
El nacimiento de Coghlan está íntimamente relacionado con la creación de su estación de tren homónima, inaugurada en 1891 como parte del tendido del ramal ferroviario Retiro – Tigre, por entonces operado por empresas británicas. La estación, que aún conserva gran parte de su estructura original, marcó el inicio de un proceso de urbanización que dio origen al barrio tal como lo conocemos hoy. Fue bautizado en honor a Juan Coghlan (1824–1890), un ingeniero de origen irlandés que primero prestó servicios para la Municipalidad de Buenos Aires y posteriormente trabajó como técnico para los ferrocarriles ingleses. Paradójicamente, el barrio que llevaría su nombre fue fundado un año después de su fallecimiento, convirtiéndose en una muestra más de cómo la impronta ferroviaria dejó una huella indeleble en la configuración urbana porteña.
Situado dentro de los límites de la Comuna 12, Coghlan se presenta como una zona residencial apacible, de carácter predominantemente residencial y con un perfil urbano que contrasta con el dinamismo de barrios vecinos. Limita con las comunas 13 y 15, siendo colindante con Belgrano, Núñez, Villa Urquiza y Saavedra. En términos de su delimitación geográfica, el barrio presenta una curiosa forma de pentágono, delimitado por un complejo entramado de calles y vías ferroviarias: las vías del ex FF.CC. General Mitre (ramal Mitre), las calles Núñez, Zapiola, Roosevelt, las avenidas Ricardo Balbín y Monroe, Estomba, Tronador, Avenida Congreso, San Francisco de Asís y Quesada, cerrando el perímetro en su intersección con las mismas vías ferroviarias que dieron origen al barrio.
Uno de los elementos urbanísticos más llamativos de Coghlan es la Avenida Ricardo Balbín, que atraviesa el barrio en diagonal, dividiéndolo de nordeste a sudoeste. Esta avenida no solo articula la movilidad interna del barrio, sino que también representa una cicatriz urbana que recuerda la evolución del trazado porteño y su adaptación a las demandas del crecimiento metropolitano.
A pesar de estar inmerso en una ciudad que crece en vertical, Coghlan mantiene un marcado perfil de casas bajas, jardines cuidados y calles arboladas. Este aspecto ha contribuido a preservar el espíritu barrial, donde aún se pueden encontrar vecinos que se conocen por su nombre y comercios que sobreviven desde hace décadas. En ese sentido, Coghlan se convierte en un ejemplo de resistencia frente a la homogeneización urbana, resguardando un paisaje urbano en el que se respira tranquilidad y vida comunitaria.
Uno de los hitos institucionales más importantes del barrio es el Hospital General de Agudos Dr. Ignacio Pirovano, situado en la Avenida Monroe 3555. A pesar de que muchos ciudadanos asumen que este centro médico pertenece al vecino barrio de Belgrano, lo cierto es que se encuentra geográficamente dentro de los límites de Coghlan. La Avenida Monroe, que oficia de frontera entre ambos barrios, marca la división real, aunque el imaginario colectivo muchas veces borre esas líneas.
El Hospital Pirovano, con más de un siglo de historia, es uno de los centros de salud pública más reconocidos de la ciudad y constituye un punto de referencia no solo para los vecinos de Coghlan, sino también para miles de porteños que acuden allí diariamente. Su presencia otorga al barrio un peso institucional considerable y refuerza su papel dentro del entramado sanitario de la capital.
Como parte de los festejos por este nuevo aniversario, se ha organizado un encuentro vecinal que tendrá lugar el sábado 3 de febrero a las 17:00 horas en la histórica Estación Coghlan. El evento, abierto a todo público, busca reunir a los vecinos en una jornada de celebración, memoria y reencuentro. Habrá actividades culturales, intervenciones artísticas y espacios para compartir recuerdos e historias del barrio, con el objetivo de mantener viva la tradición y fortalecer los lazos comunitarios.
Este tipo de celebraciones son fundamentales para preservar el tejido social y fomentar el sentido de pertenencia. En un contexto urbano donde muchas veces prima la velocidad y la fragmentación, barrios como Coghlan son un testimonio de la importancia de la identidad local y la memoria colectiva. Además, el evento servirá como excusa para que nuevas generaciones conozcan la historia del lugar que habitan y se involucren en su construcción futura.
En estos 133 años, Coghlan ha pasado de ser un núcleo naciente alrededor de una estación de tren a consolidarse como un barrio con características propias, que conjuga pasado y presente de manera armoniosa. Con su impronta tranquila, su fuerte identidad barrial y su legado ferroviario aún vigente, Coghlan continúa escribiendo su historia día a día, con el pulso de sus vecinos como principal motor.