En la jornada del viernes, el jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Jorge Macri, protagonizó un significativo encuentro con el monseñor Fernando Vérgez Alzaga, quien se desempeña como secretario general de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano. La reunión se llevó a cabo en el contexto de la inminente ceremonia de beatificación del cardenal Eduardo Francisco Pironio, programada para el día sábado en la ciudad de Luján. Dicha ceremonia será presidida por Vérgez Alzaga, lo cual refuerza la importancia de su visita a la Argentina.
El encuentro tuvo lugar en la sede del Gobierno porteño y contó también con la destacada participación del nuncio apostólico en la República Argentina, monseñor Miroslaw Adamczyk. La presencia del representante diplomático de la Santa Sede aportó un componente adicional de institucionalidad y permitió consolidar un espacio de diálogo entre las autoridades religiosas del Vaticano y las instancias de gobierno de la ciudad. Esta instancia de conversación e intercambio se desarrolló en un clima de cordialidad, respeto mutuo y voluntad de colaboración interinstitucional.
Durante la reunión, Jorge Macri expresó su profundo agradecimiento por la visita de las autoridades eclesiásticas y destacó la trascendencia de este tipo de gestos en la construcción de una relación fluida entre el Estado local y la Iglesia Católica. Asimismo, subrayó la relevancia que tiene para la Ciudad de Buenos Aires poder participar activamente de un evento tan significativo como la beatificación de una figura emblemática del catolicismo argentino como lo fue Eduardo Pironio. “Es un verdadero privilegio recibir al monseñor Fernando Vérgez Alzaga y al nuncio apostólico Miroslaw Adamczyk. Su presencia aquí reafirma la cercanía entre la gestión pública y la dimensión espiritual de nuestra comunidad. En momentos donde los desafíos sociales requieren de unidad y esperanza, estos encuentros son un recordatorio del valor que tienen los principios compartidos”, remarcó Macri.
Por su parte, el secretario general de la Gobernación del Vaticano destacó el carácter simbólico y pastoral de la beatificación que presidirá en la Basílica de Luján. En sus palabras, puso en valor la figura del cardenal Pironio como un referente ineludible de la Iglesia contemporánea, no sólo por su compromiso teológico, sino también por su cercanía con los fieles y su labor incansable en favor de los jóvenes. “La beatificación del cardenal Eduardo Pironio representa un momento de profunda espiritualidad para toda la Iglesia en América Latina. Su legado, forjado en el amor, la entrega y la construcción de puentes, nos interpela hoy más que nunca. Es un honor estar aquí para compartir esta celebración con el pueblo argentino”, manifestó Vérgez Alzaga.
En consonancia, el nuncio apostólico Adamczyk hizo hincapié en la importancia de fomentar vínculos sólidos entre las instituciones civiles y las autoridades religiosas, señalando que estos espacios de cooperación contribuyen a la promoción de valores universales como la justicia, la paz, la dignidad humana y el bien común. “A través del diálogo constante y respetuoso entre la Iglesia y los gobiernos locales, es posible abordar desafíos comunes desde una perspectiva integral. La fe, la solidaridad y el compromiso con los más vulnerables son pilares que deben guiar nuestras acciones colectivas”, indicó.
Eduardo Pironio nació en la localidad bonaerense de Nueve de Julio en 1920, y fue ordenado sacerdote en 1943. Desde sus primeros años de vida pastoral se destacó por su profunda vocación de servicio, su capacidad intelectual y su sensibilidad social. En 1964 fue consagrado obispo auxiliar de La Plata y, con el correr de los años, ocupó diversos cargos de relevancia en el ámbito eclesiástico, tanto a nivel nacional como internacional. Fue presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) y más tarde prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica. Sin embargo, uno de los hitos más destacados de su trayectoria fue su rol como presidente del Consejo Pontificio para los Laicos, desde donde impulsó fuertemente la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), convirtiéndose en un referente indiscutido para millones de jóvenes católicos en todo el mundo.
El papa Francisco aprobó oficialmente el milagro atribuido a la intercesión de Pironio el 8 de noviembre de 2023, lo cual habilitó su beatificación. Se trata de un proceso que ha sido seguido con entusiasmo y devoción tanto en Argentina como en el exterior, ya que su figura fue reconocida por su humildad, su capacidad para tender puentes y su profunda espiritualidad. La ceremonia que tendrá lugar en Luján se convierte así en un evento de enorme magnitud para la comunidad católica, pero también para la sociedad argentina en su conjunto, ya que representa el reconocimiento de un hombre cuya vida estuvo marcada por el servicio, el diálogo y la búsqueda incansable de la unidad.
En ese sentido, Jorge Macri resaltó que la beatificación de Pironio trasciende el ámbito estrictamente religioso, ya que su figura ha dejado una huella duradera en la historia del país. “El cardenal Eduardo Pironio fue un hombre de fe, pero también de acción. Supo interpretar el signo de los tiempos y actuar en consecuencia. Su mensaje sigue vigente, y su legado continúa iluminando los caminos de muchas personas que trabajan por una sociedad más justa y fraterna. Esta beatificación es un justo y merecido homenaje a una vida consagrada al bien común”, afirmó el jefe de Gobierno porteño.
La reunión entre Macri, Vérgez Alzaga y Adamczyk también permitió dialogar sobre temas de interés común, como la importancia de fortalecer el tejido social, promover políticas públicas centradas en la inclusión y trabajar conjuntamente para dar respuestas a las problemáticas que afectan a los sectores más vulnerables. En este marco, se exploraron posibles líneas de cooperación entre la Ciudad de Buenos Aires y organismos eclesiásticos en áreas como la educación, la asistencia social, el acompañamiento espiritual y la promoción de valores éticos en la vida pública.
Finalmente, todos los presentes coincidieron en destacar la necesidad de seguir construyendo espacios de encuentro que favorezcan el entendimiento mutuo, el respeto por la diversidad y la defensa de la dignidad de cada persona. La beatificación del cardenal Eduardo Pironio, más allá de su dimensión religiosa, se presenta como una oportunidad para renovar el compromiso colectivo con los valores que fundan la convivencia democrática, solidaria y esperanzadora.
De este modo, la Ciudad de Buenos Aires reafirma su disposición a acompañar iniciativas que promuevan el diálogo interreligioso, el desarrollo humano integral y la paz social. La presencia de figuras tan relevantes como el secretario general del Vaticano y el nuncio apostólico en este tipo de encuentros institucionales fortalece los lazos históricos que unen a la Argentina con la Santa Sede y refuerza el compromiso compartido con la construcción de un futuro donde la espiritualidad, la ética y la justicia sean ejes centrales del desarrollo social.