El Aeroparque Metropolitano Jorge Newbery fue el escenario de un ambicioso simulacro de accidente aéreo llevado a cabo por diversas fuerzas de seguridad y emergencias de la Ciudad de Buenos Aires, con la colaboración de unidades federales. Este ejercicio, de gran envergadura, buscó poner a prueba los protocolos de emergencia y la coordinación entre las distintas instituciones ante un accidente de alta complejidad, como el que involucra a un avión y un helicóptero.

El simulacro, que se desarrolló bajo el Plan de Emergencia del Aeropuerto (PEA) para el año 2023, contó con la participación activa de diversos organismos, tales como Bomberos de la Ciudad, Defensa Civil, Policía de la Ciudad, Tránsito y SAME, quienes trabajaron en conjunto con fuerzas de seguridad federales como la Policía Federal Argentina (PFA), los Bomberos de la PFA, la Brigada Federal Especial de Rescate (BEFER), la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) y la Prefectura Naval Argentina (PNA). Este ejercicio no solo evaluó la capacidad de respuesta ante una emergencia de tal magnitud, sino que también permitió fortalecer la cooperación y la interacción entre los diferentes actores del sistema de seguridad y emergencias de la ciudad.

El escenario del simulacro

El ejercicio planteó dos escenarios de alto riesgo: uno terrestre en las instalaciones del Aeroparque, y otro acuático, en las aguas cercanas a la Dársena F, para simular un accidente tanto en el aire como en el agua. La simulación consistió en un despegue no autorizado de un helicóptero desde el helipuerto del Aeroparque, el cual colisionó con un avión de Clase 2 que transportaba hasta 20 pasajeros. La situación se complicó aún más por la presencia de otro avión en vuelo que se acercaba a la pista de sur a norte, lo que aumentó la complejidad de la emergencia.

El helicóptero sin control cayó frente a la Dársena F, mientras que el avión involucrado en el accidente continuó su curso hasta la Avenida Sarmiento. Ante este escenario catastrófico, se activó el Alerta Tetra CTI, que implica la intervención rápida de los servicios de emergencia locales. Este protocolo generó la inmediata actuación de la Policía de la Ciudad, Bomberos de la Ciudad y Defensa Civil, quienes se coordinaron para atender el desastre.

Despliegue de fuerzas y respuesta ante la emergencia

El personal de Bomberos de la Ciudad fue uno de los primeros en llegar al lugar del siniestro, con unidades especializadas en rescate y atención de víctimas. A la vez, la Policía de la Ciudad activó rápidamente sus unidades de emergencia, brindando seguridad, gestionando el tránsito y apoyando las tareas de rescate. La Defensa Civil, por su parte, organizó los operativos de evacuación y distribución de los recursos médicos, mientras que el SAME se encargó de la atención primaria de los heridos, movilizando ambulancias y equipos médicos especializados.

En cuanto al escenario acuático, la Prefectura Naval Argentina (PNA) activó su Grupo Especial de Rescate (GER), que desplegó una embarcación con un equipo de rescate completo, incluyendo timonel, nadador y asistente, para intervenir en el agua. Además, un helicóptero de apoyo de la Policía de la Ciudad, con dos nadadores del GER de Caballito a bordo, brindó soporte aéreo y logístico, contribuyendo al rescate de personas que pudieran haber caído al río debido al accidente.

La respuesta conjunta de estas fuerzas no solo se centró en el rescate de personas, sino también en la gestión del caos generado por el accidente, garantizando la seguridad en las cercanías y evitando mayores incidentes durante la intervención. La coordinación de los distintos actores involucrados permitió dar una respuesta efectiva y rápida ante una situación de emergencia de estas características.

Un ejercicio de alta complejidad y coordinación

Este simulacro es un claro ejemplo de la preparación y la cooperación interinstitucional que se requiere en situaciones de alto riesgo, especialmente en lugares de gran concentración de personas como el Aeroparque Metropolitano Jorge Newbery, uno de los principales puntos de tránsito aéreo del país. En este tipo de ejercicios, no solo se evalúa la capacidad de reacción ante un desastre, sino también la eficacia en la coordinación de los diferentes actores involucrados en la gestión de la emergencia.

El simulacro de accidente aéreo no solo permitió verificar la eficacia de los protocolos establecidos para la respuesta ante accidentes, sino que también sirvió para identificar áreas de mejora en la logística y los tiempos de reacción de los equipos. Este tipo de actividades son fundamentales para mantener a las fuerzas de seguridad y los servicios de emergencia en un nivel de preparación constante, lo que a su vez aumenta la seguridad de los ciudadanos que transitan por el Aeroparque y sus alrededores.

Impacto y futuro del Plan de Emergencia del Aeropuerto

La realización de este simulacro también resalta la importancia del Plan de Emergencia del Aeropuerto (PEA) como herramienta clave para gestionar y mitigar los riesgos derivados de las operaciones aéreas en una de las áreas más densamente pobladas y transitadas de la Ciudad de Buenos Aires. Al estar involucradas diversas fuerzas de seguridad y emergencias, el ejercicio se convierte en un entrenamiento integral que fortalece la capacidad de la Ciudad para enfrentar eventualidades de gran magnitud y coordinar esfuerzos entre las distintas instituciones del sistema de seguridad.

Este tipo de simulacros también resalta el compromiso de las autoridades locales con la seguridad de la población y la continua capacitación de las fuerzas de emergencia. Además, permite que los organismos locales, nacionales y federales trabajen de manera conjunta y colaborativa, lo que es esencial para una respuesta eficiente en situaciones de crisis.

El simulacro realizado en el Aeroparque Metropolitano Jorge Newbery no solo fue una prueba de los protocolos de emergencia, sino también una demostración de la importancia de la coordinación interinstitucional en situaciones de alto riesgo. La participación activa de diversas fuerzas de seguridad y emergencias, tanto locales como federales, mostró el nivel de preparación y profesionalismo con el que cuenta la Ciudad de Buenos Aires para enfrentar eventos de esta magnitud. Además, sirvió como un espacio de aprendizaje, donde se pudieron identificar mejoras en la logística y tiempos de respuesta, elementos esenciales para optimizar la capacidad de reacción ante futuros siniestros.

Este tipo de ejercicios también permite fortalecer la confianza de la ciudadanía en los servicios de emergencia, quienes son responsables de velar por su seguridad en situaciones extremas. Así, se reafirma el compromiso del Gobierno porteño con la seguridad pública y la protección de la vida de los ciudadanos que transitan por una de las principales puertas de entrada de la Ciudad.

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