El bienestar, la autonomía y la participación activa de las personas mayores se han convertido en prioridades centrales para la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. En ese marco, los Centros de Día —también conocidos como Espacios de Bienestar— han registrado un incremento del 62% en la participación respecto al año anterior, consolidándose como entornos fundamentales para promover la inclusión social, el cuidado integral y el envejecimiento activo.
Esta cifra, revelada por la Secretaría de Bienestar Integral del Ministerio de Salud porteño, refleja no solo un mayor interés de la comunidad, sino también los resultados de una política pública que ha ampliado su alcance territorial, diversificado sus propuestas y fortalecido su enfoque centrado en la persona mayor como sujeto activo y protagonista de su tiempo.
Espacios pensados para encontrarse, compartir y crecer
Los Centros de Día ofrecen una alternativa no institucionalizante para las personas mayores. En lugar de alejarlas de sus entornos, promueven su permanencia activa en la comunidad a través de propuestas diseñadas para mejorar su calidad de vida. Funcionan de lunes a viernes, de 9 a 16 h, y los sábados de 9 a 15 h, brindando no solo actividades, sino también servicios básicos como desayuno, almuerzo y merienda.
Actualmente, funcionan 30 centros distribuidos en distintas comunas de la Ciudad, y este número ha crecido significativamente en 2023, gracias a la inauguración de tres nuevos establecimientos en la Comuna 8, zona históricamente postergada en cuanto a este tipo de infraestructura social. Los nuevos espacios están ubicados en:
- Centro de Día Nº 21: Tte. Gral. Luis Dellepiane 4400, PB
- Centro de Día Nº 11: Av. Castañares 5712
- Centro de Día Nº 2: Cnel. Pedro A. García 5606
Estas nuevas sedes no solo amplían la cobertura territorial, sino que buscan garantizar el acceso equitativo a espacios de cuidado y bienestar, independientemente del barrio en que viva cada persona mayor.
Un modelo centrado en la autonomía y el protagonismo
A diferencia de enfoques asistencialistas tradicionales, los Centros de Día trabajan con un modelo participativo, donde los asistentes no solo disfrutan de las propuestas, sino que también son parte activa en su planificación, desarrollo y evaluación. Esta lógica ha permitido adaptar los contenidos y dinámicas a los intereses, habilidades y trayectorias de vida de cada grupo, promoviendo un verdadero sentido de pertenencia.
En este sentido, se ha desarrollado una línea de trabajo que busca “poner a las personas mayores en el centro de la escena”, reconociendo sus saberes, promoviendo su creatividad y alentando su rol activo en la comunidad. A partir de esta premisa, surgieron nuevas iniciativas, talleres y eventos impulsados directamente por los propios participantes.
Dentro del abanico de actividades se incluyen:
- Propuestas físicas y cognitivas: gimnasia adaptada, estimulación de la memoria, yoga, entre otras.
- Talleres culturales y expresivos: pintura, canto, narración oral, teatro, danzas y cine.
- Espacios reflexivos y sociales: debates, grupos de diálogo, lectura compartida, tertulias.
- Eventos conmemorativos y salidas culturales: celebraciones patrias, visitas a museos, caminatas urbanas.
- Actividades intergeneracionales, en coordinación con escuelas, centros juveniles y familias.
- Asistencia especializada: acompañamiento psicológico, asesoramiento legal y orientación social.
Cabe destacar que uno de estos centros fue especialmente diseñado como Centro Modelo para Personas Mayores con Deterioro Cognitivo, abordando de manera integral los desafíos asociados a la demencia, con equipos capacitados y dinámicas adaptadas a las necesidades específicas de este grupo poblacional.
Más allá de los muros: una Red de Bienestar
Los Centros de Día no operan de forma aislada. Forman parte de la Red de Bienestar Integral, que incluye otras iniciativas como las Estaciones Saludables, los Centros de Jubilados, el programa La Tercera en la Calle, entre otros dispositivos que ofrecen actividades, acompañamiento y servicios a lo largo del año.
Este enfoque en red permite articular recursos y ampliar el impacto territorial, asegurando que las políticas para personas mayores no queden circunscritas a espacios específicos, sino que estén presentes en la vida cotidiana y en los barrios donde viven.
Asimismo, la Red trabaja en articulación con áreas de salud, cultura, deporte, desarrollo humano y vivienda, logrando un abordaje transversal que contempla las distintas dimensiones del envejecimiento: física, emocional, social y cognitiva.
Más participación, más bienestar
El notable aumento del 62% en la asistencia a estos espacios responde a múltiples factores: una mayor visibilización de la oferta pública, mejoras en la infraestructura, fortalecimiento de los equipos interdisciplinarios, diversificación de las propuestas, y sobre todo, un enfoque basado en la escucha activa de las personas mayores.
Este crecimiento es, además, reflejo de una demanda creciente de parte de un colectivo que desea mantenerse activo, socialmente conectado y culturalmente estimulado. La generación de adultos mayores actual —en su gran mayoría jubilados activos, independientes y con gran capacidad de organización— reclama propuestas que reconozcan su valor, su historia y su derecho a seguir construyendo comunidad.
Un horizonte que se expande
Desde la Secretaría de Bienestar Integral, se ha planteado como meta para los próximos años seguir ampliando la cantidad de Centros de Día y extender sus servicios a nuevos barrios. También se evalúan proyectos piloto para incluir nuevas tecnologías, como herramientas digitales para el aprendizaje, talleres de inclusión tecnológica y plataformas de contacto virtual entre participantes.
Asimismo, se contempla la creación de programas itinerantes que acerquen parte de las actividades a personas mayores con movilidad reducida o con dificultades para desplazarse, garantizando así un acceso aún más inclusivo.
Conclusión: un modelo que pone en valor la experiencia
Los Centros de Día de la Ciudad de Buenos Aires se han transformado en mucho más que lugares de contención: son espacios de crecimiento, intercambio, aprendizaje y pertenencia. Reflejan una política pública que reconoce a las personas mayores como actores fundamentales del entramado social y cultural de la Ciudad.
En palabras de una participante: “Aquí no solo pasamos el tiempo, aquí lo vivimos con sentido”. Esa frase resume el espíritu que atraviesa cada taller, cada merienda compartida y cada encuentro en estos espacios que, día a día, amplían las oportunidades para vivir una vejez activa, digna y feliz.